jueves, 12 de enero de 2012

La Bebida del Guerrero

Durante la Guerra Civil, las tropas confederadas recibían casi 4 kilos de café en una ración para doce días. Durante la Primera Guerra Mundial, el café soluble o instantáneo, perfeccionado por un químico japonés en 1899, se embarcaba en grandes cantidades para las fuerzas estadounidenses que luchaban en Europa.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el café absorbía el increíble 10% de las importaciones.

LA REVOLUCIÓN DEL EXPRESO Y DE LA BEBIDA QUE SE RETIRA

Con el fin de la Segunda Guerra Mundial un nuevo invento se perfeccionaba en Europa: la máquina expreso. Utilizando agua caliente a presión podía preparar buen café rápidamente. Los bares de café que utilizaban las nuevas maquinas se esparcían por toda Europa. Eran el perfecto antídoto para la austeridad de los tiempos de guerra, inclusive hoy día la máquina es todavía el centro de casi todo café que se inaugura. La popularidad del café comenzó a declinar en la floreciente cultura de la posguerra, en la que se proponía nuevas bebidas  y de nuevas experiencias.
Entre 1970 y el 2000, el consumo anual de café en los Estados Unidos disminuyó de 136 litros por persona por persona por año a 64 litros. Al mismo tiempo, el consumo de bebidas gaseosas creció hasta escandalosos 200 litros. Junto con la preocupación por la cafeína, los motivos de esta baja en el consumo se encuentran en el café económico y de baja calidad que se ofrecía a los consumidores.
Actualmente el café está cambiando, Se calcula que los cafés especiales abarcan un 40% del mercado estadounidense y los consumidores tienen la posibilidad de comprar café de origen único. Las nuevas marcas y los emporios de cafeterías ponen el acento en la calidad. Es posible que estemos bebiendo menos café, pero todavía lo estamos bebiendo.